sábado, 13 de febrero de 2016

E. E. C

Oh dulce espontánea
tierra cuán seguido
los
dedos

        ya chochos de
filósofos lascivos te pellizcaron
y
se clavaron en

ti
, el pícaro pulgar
de la ciencia pinchó
tu

  belleza     .cuán
seguido las religiones te
pusieron sobre sus rodillas huesudas
presionandote y


abofeteándote para que pudieras concebir
dioses
         (pero
verdadera

para el incomparable lecho de la muerte
rítmico
amante

         a ellos les

respondes sólo con

                                primavera)




Traducción: Jorge Santiago Perednik

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