El delito contra sí mismo.
Roberto Arlt
Edgar Poe, en su cuento “El Gato
Negro”, habla del demonio de la Perversidad. Este Demonio impulsa al
protagonista a la ejecución de actos atroces. Comienza por embriagarse y
después a saltarle un ojo al gato con un cortaplumas.
Siempre todo ello sin saber por
qué. Se me dirá que no hay mucho parecido entre un individuo que anula su vida
torciendo el curso de ella y el personaje de “El Gato Negro”; pero yo creo que
no hay ninguna diferencia.
En determinado caso, el sujeto
comete un delito contra otro, en el último contra sí mismo, y perfectamente
consciente de que se está haciendo daño. Ustedes saben que no es necesario que
el individuo derrame sangre para cometer un delito. Hay cientos de delitos que
no han sido catalogados. Crímenes sutiles contra los prójimos… o contra sí
mismo.
Cuando el delincuente explica el
crimen, éste casi no interesa. Pero cuando no lo puede explicar, el asunto es
interesante. Ya sea contra otro o contra sí mismo.
Todos conocemos cientos de vidas
fracasadas. Yo las podría enumerar. Tardaría un buen rato. Y en todas estas
vidas encuentro siempre el mismo misterio. Fulano se anuló…, pero sin saber por
qué.
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